Un día, hace unas semanas, me descubrí haciendo un paralelo entre mi closet y la amistad, y comencé a rodar cuesta abajo por un sendero de hipótesis y divagaciones, las cuales quiero compartir con ustedes.
Analizando mi closet, llegué a la conclusión de que podía clasificar su contenido en tres grupos: el primero estaba constituido por aquella ropa básica, imprescindible y que le queda bien a todo, simple, fiel, todo terreno…esa que no destiñe en la lavadora y no necesita tintorería. El segundo grupo, estaba constituido por la ropa específica de temporada o evento: chaquetones gruesos, gorros y sweaters cuello alto solo útiles en invierno, o bien, poleritas y etéreos vestidos dignos solo de un día de verano. Este tipo de ropa es “circunstancial”, y depende la temporada en que estemos si esta en mi closet o en una caja en la bodega. El tercer y último grupo esta formado por ropa más bien “desechable” , muy muy de moda, que servirá solo para una temporada pues su diseño y calidad son “efímeros”. Este tipo de ropa estará en mi closet un par de meses, cumplirá su objetivo y, muy a mi pesar en algunas oportunidades, terminará donada por ahí.
A riesgo de parecer en extremo pragmática, debo decir que en mi vida también puedo clasificar a mis amigos en tres grupos. Aquellos que están siempre. Siempre-siempre y con la misma intensidad. Aquellos que están “por temporada”, pero sin embargo cada vez que aparecen en mi vida el “calce” es perfecto, a lo más, necesitarán un leve ajuste o planchado. Y por último, aquellos con los que solo compartiré un momento, y que, por diversos motivos, saldrán de mi vida dejando solo el recuerdo de alguna vez haber estado presentes.
Hasta aquí, el análisis me parece bastante cuerdo, hasta simpático. Pero poco útil. La pregunta que me surge entonces es, ¿de qué depende en qué grupo esta un amigo? Lo primero que se me viene a la cabeza es una regresión, en que la intensidad de una amistad obedece a diversas variables: tiempo disponible de ambas partes, cercanía geográfica, etapa de la vida y actividades comunes (entre otras)
La ecuación se vería mas o menos asi….
Donde 
es la variable dependiente, que busca ser explicada, es decir, la intensidad de la amistad.
son las variables explicativas, es decir, las variables que afectan la intensidad de la amistad (cercanía geográfica por ejemplo)
son los parámetros que miden la influencia que las variables explicativas tienen sobre la variable dependiente.
No se preocupe si no entendió NADA, quédese con que la intensidad de una amistad dependerá de ciertas variables y de la fuerza con que cada una de ellas impacte.
Y asi las cosas, cualquier amigo, con cepa de 1 (es decir, imprescindible ) podría terminar siendo 2 (de temporada) si la sincronía del universo lo manda a vivir a Alaska y le manda quintillizos. Pues si la variable cercanía geográfica y tiempo disponible son de alto impacto, la intensidad de la amistad esta destinada a caer.
No obstante, me queda por identificar una variable que debiera recoger aquello que ninguna otra variable puede: el “talento innato” de mi amigo, aquel que lo hace ser más o menos amigo que otro en iguales circunstancias. Y si, porque déjenme decirles que tengo amigos que se han ido a la cochinchina y nuestra amistad se ha ido con ellos, en cambio, otros con los que desde la misma cochinchina hemos mantenido una relación igual de cercana.
Demás esta decir, antes de cerrar esta nota, que el Capital Social (como lo llaman los sociólogos) que se pierde cada vez que una amiga se va es tremendo. No es cuestión de salir a la calle y buscarse una reemplazante! Noooo, la cosa cuesta!
En lo personal, no se si tengo pocos o muchos amigos (seguro pocos, porque en mi último cumpleaños de los casi 300 “amigos” que tengo en facebook solo me saludaron 59!!), sin embargo, tengo claro que no me gusta eso de las amigas por temporada, aun cuando la ecuación me dice que es imposible (dado las restricciones de tiempo, por ejemplo) mantenerlas a todas en el closet al mismo tiempo.
Isabel Palma 